Tener una piscina, y poder disfrutar de ella en cualquier momento, más allá de un lujo es todo
un placer. Pero para ello es imprescindible contar con los dispositivos y medios que mantengan el agua y la propia piscina en perfectas condiciones.
Y, precisamente, la cubierta de una piscina no debe considerarse un accesorio superfluo.
La reconocida experiencia demuestra que las cubiertas son un elemento fundamental, que
además de ayudar a preservar la calidad del agua, aportan importantes ventajas en los aspectos de seguridad, ecología y estética.
El placer de la tranquilidad
Las cubiertas automáticas se recogen o extienden fácilmente gracias al enrollador motorizado
que incorporan. Sólo será necesario accionar una llave para realizar esta función.
Sus diferentes soluciones, ya sea con cubiertas sumergidas o elevadas, permiten adaptarse a las diferentes tipologías de piscina privada.
Fabricadas con lamas rígidas disponibles en varios colores, su diseño y composición permite obtener una cubierta flotante que cubre la totalidad de la piscina.
Ofrecen un aislamiento térmico muy efectivo y se garantiza la máxima seguridad para los usuarios.
No se requiere un mantenimiento especial de las lamas, gracias al material de PVC hueco extorsionado y totalmente estanco con el que están fabricadas. Sólo es necesaria una limpieza habitual de la superficie de la misma.
Para poder alargar la temporada de la piscina y mantener una cierta temperatura en el agua, es importante colocar una bomba de calor. Asimismo la cubierta mantiene durante más tiempo la temperatura, con lo que ayuda a que haya un mayor
ahorro en el consumo de la bomba de calor.
Para saber qué bomba de calor se adapta mejor a su piscina le aconsejamos que consulte con su punto de venta/instalador más cercano.